El
pasado jueves 12 de febrero, se asistió a una obra de teatro en
horario de clase a la cual no se nos permitió entrar a la sala
porque ya estaba abarrotada y se nos invitó amablemente a salir. Por
una parte, queremos reclamar una mejor organización, pues nos
hubiera gustado entrar y participar en esta actividad. En palabras
textuales del representante de la obra que nos prohibió la entrada
“no es culpa mía que todos los profesores decidan hoy mismo que
sus alumnos acudan a la obra, pues se habría propuesto a la
universidad que nos dejaran un espacio más grande”. Por otra
parte, agradecer a nuestros compañeros que sí tuvieron la
oportunidad de asistir y nos resumieron la obra para poder hacernos
de una idea.
Por
lo contado, creemos que la obra hizo una buena
representación sobre la pobreza y las diferentes actitudes que
tenemos frente a ella, actitudes que suelen ser de caridad, repulsión
o invisibilización. Consideramos que es un problema de la sociedad
que necesita de políticas, recursos y conductas para luchar con la
erradicación de este problema social, pero sobretodo se necesita de
una conciencia general para visibilizar el colectivo y participar en
el cambio de su situación.
Como
trabajadoras sociales podemos preguntarnos qué estamos haciendo mal
desde la profesión y cómo podemos ayudar a que estas personas
recuperen sus derechos y su dignidad de una forma eficaz, a la vez
que nos anima a luchar para combatir las necesidades sociales. Por
otro lado, como alumnas de Educación Social, podemos observar cómo
el teatro puede ser una muy herramienta de acción social.
Saludos!
Mireia
Calero, Angela Jané, Andrea Madramany y María Pilar Muñoz.
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